11 septiembre 2019

Nocturna

Te busco en los espectros que caminan por el cuarto
que se ven en el espejo
que se entierran en la cama
que se cuelgan de mi cuerpo.

Todo quiere ser tu forma
tener tus ojos, tu piel, tu aroma
tu voz.
Yo dejo que todo lo que lleve o adquiera tu nombre
se adhiera más a mí
y así echarte de menos menos
aunque siempre acabe por ser más.

Tengo líneas como hilos
que dibujan y detallan perfectamente tu cara
una sombra cálida que me crece en la espalda y en el pecho
para formarte abrazo.
Tengo un soundtrack con tu voz,
a tu risa en la ventana,
un jardín en Herman Hesse.

Mis suspiros y el silencio conversan contigo
mis dedos escalando tus costillas
reconociendo los cabellos de tu nuca
mi boca que aguarda por tu boca
por el sonido
y por la humedad de tus besos
por tu mirada que me cubre de universos
por el incendio que nos vuelve mar.

La habitación no está vacía si estoy yo
o si está llena de ti
pero si rozo tu recuerdo entre la sábana y mi ombligo
desaparezco y me aparezco allá contigo
donde también tú me dibujas
y me hablas
donde me esperas con canciones y tu brillo
donde también yo te sonrío
donde resuenan carcajadas
y en sincronía nuestros latidos
donde jamás existe el tiempo
y nuestros cuerpos se quedaron siendo uno.

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