Tienes razón, fui yo la de las frases a medias,
la de los ojos cansados, sin ilusión,
que dejaba revolotear su ira sobre el cristal,
la que derramaba el vino, el café, la bilis.
Era yo ese pedazo de espacio,
inerte, vacío
que se sentía como penumbra, como abismo,
como un infierno.
Fui yo la que buscó las letras que hieren,
la que clavó los colmillos en cada “R”,
la que escupió todo el veneno sobre tu nombre.
Ahora la noche duele, la madrugada muele.
ahora lo entiendo,
estaba muriendo de ti, de todo lo que me dabas,
estaba muriendo de mí, de todo lo que te di.
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