A veces, oigo tus párpados caer
cuando se cierran las persianas del cielo,
cuando aún no acabo de ponerle nombre a esta ironía,
pero me guardo en este tercio de plexo
toda la suma de ocasiones que terminaron en nada.
Nada
Como un alma inocente
me aferro como en un reflejo prensil
a tus alas que no son de ángel
sino de cuervo,
más agudo y negro que de costumbre.
Costumbre
Tengo la costumbre
de llamarte en las madrugadas,
cuando los astros ya sólo quisieran hacerse viejos;
te llamo / y reposo mi ser
en lo que llaman esperanza.
Esperanza
Es todo lo que me falta para dejarme escapar,
royendo mi túnel básico en paredes de hormigón
que son tan crudas y se extienden raudas
hasta el centro de la tierra.
Ayúdame a no vivir muriendo de frío,
a desabrochar las horas en soledad que me sobran,
a conjugarme en versos que terminen en tu boca,
a no perderme en la quietud / en mi reventar de sueños,
en mi típica aventura de huir / para no volver a verte nunca.
en mi típica aventura de huir / para no volver a verte nunca.
Cindy Yaremi, 2016.
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