12 diciembre 2016

Poema XXIX

No sueño si no estoy despierta,
mis vértebras están llenas de tu nombre.

Eres el paraíso perdido,
una nebulosa que brilla sobre tus manos,
en las letras,
en mi teextrañotantoquenoséquéhacersinti.

Te extraño.

Tengo tus poemas dispuestos en las retinas
y yo, con tantos besos para darte
enfilados en la lista de espera.

Espera.

No sabes la alegría
con la que vibra mi alma
cuando me dejas ser uno contigo en tu abrazo.

Nuestro.

El cielo es un hueco infinito,
y tú, la arritmia pendiente
que me disuelve
en la costa de tus versos
precisos,
como magia de aguardiente.

Soy un abismo,
déjame vivir en tu pecho,
ven a curarme con tu caricia de fuego,
con tu beso tierno,
anacrónico,
cálido.

No sé si estoy despierta,
veintitantos años soñando contigo
y aún no logro describirte;
cincuenta y tantas horas
y yo sigo perdida,
anhelando un temblor de huesos.

Te espero,
bajo la sombra de un silencio
que juega en el recuerdo de tu risa,
que crece con suavidad
al compás de una melodía
que se vuelve a la medida de tus ojos.


Cindy Yaremi, 2016.

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