La ironía de que pasen las cosas
pero, mejor no.
Quise que me buscaras
para ver tu cara de perro muerto
queriendo regresar, y yo
decirte con muy pocas ganas que
mejor no, que te vayas, que te mueras.
No hubiera querido que me buscaras
para que no vieras mi cara de animal herido
esperando por ti.
Me hubiera gustado abrazarte
pero, mejor no;
qué tal que siento mariposas,
de esas que ya están muertas.
Ahora me quedan ganas
de tener una plática contigo,
pero mejor no;
tú eres muy imbécil para entenderme
y yo, demasiado idiota para hablar.
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