25 noviembre 2015

Del dolor

Del lado opuesto de la libreta
se esbozan con dureza mis palabras,
como para ver si acierto,
como para ver si nada.


Duele orientarse en una dimensión que
te saca del confort,
que no es la misma que aquella
que antes dolía entre la sangre.

Duele el inyectar de ese veneno que
se resuelve en un nuevo antídoto,
el que se repite dos veces por año,
que ya no duele, y fluye hasta la muerte.

Duelen mis tristezas, como perlas,
cayendo a los extremos de mi rostro,
y duelen ellas, ardiendo en su extensión
como si yo no conociera ese dolor.

Duele el enigma con que sigo de pie,
diluyendo el malestar en sobras con sal,
viviendo de los brotes perfumados
que rezan en la piel de algún extraño.

No hay comentarios: