Aquel día, mirábamos danza que planeaba el viento con las
hojas, haciéndolas girar mil veces
al compás de una melodía perdida que se escapaba, y dejaba
resonando notas que jugaban con mis dedos. Y más allá de ello, recuerdo: tú y
yo flotando como nubes contemplando el cielo.
Me quedo quieta, fija, paciente en un eclipse de miradas,
/todo parece ir lento/ entre la tuya, suave café con dulce, emanando en la
ternura; y la mía, que busca la forma de guardarte para siempre.
El tiempo estático, nos atraviesa y pasa rápido cuando me
tomas de la mano; las horas corren, acechando el breve instante en que te
abrazo. /Cómo alargar las horas, cómo pararlas/ Casi puedo decir que anochece,
que habrá que despedirnos y esperar. Hasta el día siguiente.
Escucho tu risa, los “te quiero” que sueltas con constancia,
un sinfín de frases que me hacen vibrar, palabras que me llenan el alma.
Descubro entonces, me das vida, me das magia, me das paz. /Tú me estás
enamorando/.
Y cuando estamos ahí, los dos sentados, acostados, abrazados,
es justo el punto en el que sueño quedarme para siempre.
1 comentario:
Vaya, eres una escritora exquisita, admiro tu trabajo y me parece increíble la manera en la abordas los conceptos que utilizas. Je suis abasourdi... beaucoup de talent.
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