Me gusta la fina soledad con que acompañas el café por las
mañanas,
ese verso lento, como de humo, que cae sobre tus letras
mojadas.
Me gustas con la madrugada haciendo olas en nuestras
espaldas.
Me gusta esa sensación cuando mis dedos se hunden en tu cabello,
y más aún, la de tus manos haciendo recorridos por mi
cuello.
Me gusta la magia con que riman tus labios con mis besos,
y la firmeza con que tus abrazos se guardan en mis huesos.
Y así, en teorías y prácticas, como en cincuenta cortos
cuentos.
2 comentarios:
¿Alguna vez escribiste algo sobre mi?
No me acuerdo, quizá. ¿Por?
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