Lo siento, es mi típica etapa de pálidas soledades; es así
de sencillo y en cuestión de razones tan difícil de explicar. Y no necesito
explicar que me gusta cómo se siente, de vez en cuando, esta sensación de
escurridiza y secreta libertad. No necesitas saberlo, no es para ti.
Un silencio se hace presente y me recorre el cuerpo,
borrando de mi piel aquellos nombres que han dejado de servir, y me lame la
piel con un jabonoso espesor que fluye de mis pensamientos. No lo sé, pero este
vacío que flota alrededor mío, me llena de paz y plenitudes, de dicha creativa,
de suspensivos, de puntos u a parte, de fraccionarias conclusiones a mis
eternas confusiones.
Así de fácil, sin más.
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