14 noviembre 2013

Estos dolores

Estos dolores, no son más que una soledad que se destruye y se recrea con el cantar de los días. Amar, es también esa soledad continua que nos resplandece, que nos reblandece. Y qué tarde es el tiempo, danzar.

Estos dolores, son la misma voz suave, triste y sensual que me llama todos los días desde aquella ventana; una ventana simpática, podrás empatizar, con sus cortinas de seda blanca, con sus listones, rojos como la sangre. Y te me vienes a acercar.

Yo no soy más, ahora, que ese trozo de carne con sonrisas falsas; yo no soy más, ahora para ti, un nada más.

Estos dolores, son parte del suelo que se queda con mis sueños rotos. Estos dolores no son más que mi realidad efímera, esa que no se soporta en la soledad, esa que daña y da gripa.

Estos dolores no me saben más a una canción de amor, me saben a letras muertas, a cenizas, a cadáver.  Y es esperar, ¿o sobrevivir?

Estos dolores, malnacido amor, son tus constantes contagios hambrientos de querernos matar, de rabiarnos en esta soledad, llena de impertinencias, de adulaciones, de sobriedad.

Mírame bien, de una vez, por otras tantas veces que me has visto partir, sin sentir siquiera, esa humanidad que nos haría llorar. Pero somos solos, como dos soles que se agobian persiguiendo la misma soledad.


Estos dolores, me asustan, me pervierten, me consumen, me consienten. Estos dolores no son lo mismo que lograban ser ayer. Estos dolores interactúan ahora con mi sarcasmo, desvaneciéndome, haciéndome (digamos) un tanto gris (hablando, por así decir, de ti).

No hay comentarios: