22 noviembre 2013

Enfermedades crónicas

No me he sentido bien, ya sabes. Sigo con el mismo insomnio, la misma pálida desesperación. Sin términos de negociación me sumerjo en una avidez que me adormece. No lo consigo.

No me he sentido bien, lo puedes ver, como doy giros en la cama y gimo, sin conciliar el sueño, como devuelvo el desayuno y me quedo todo el día sin salir.

Me he olvidado de vivir y poco a poco voy olvidando cómo debo respirar. Sinceramente hay días en que me olvido de mí, como casi todos, como hoy.

Estoy descalza en la acera de una calle desconocida y estoy sonriendo de estar perdida. Dime si me ves.

No me he sentido bien, ahora bien, sabes que no me sienta nada bien ese sentimiento amargo lleno de endorfinas, y me mata en lo creativo-alucinante, me asfixia con fuerzas superiores, casi como habría pasado hoy.

No hay un sentido ni un bien creado, sólo el sudor que se escapa entre mis manos. Te necesito de una forma más agresiva de las que nos han precedido. Te necesito a tientas en estas situaciones roídas.

No me siento bien, más bien demente, y esta enfermedad agotante, no lo sabes, ya me excita. Me excita al borde de un suicidio o de tu muerte. No me he sentido bien, dime si vienes.



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