Ya ves como se me desgarra el alma cada vez que me tocas y
se me enciende la mirada, fugaz, como parte de la madrugada. Es el desierto
sediento que me dejas al besarme para luchar con tu cuerpo en gran parte del
suelo. Este juego es de sudar y jadear, intentando no separarnos más, mientras
las mordidas, los rasguños, los besos y los gemidos son toda la parte del húmedo
plan.
Por la mañana ya veremos, después de desayunar.
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