02 julio 2018

Todo el amor acumulado en el pecho, en el alma,
con estas ganas de quererte todo el tiempo
y el tiempo que es tan poco y tan corto,
preguntando dónde estamos
mientras nos juega la broma de acortar las horas
que nombramos nuestras.
Todas las ganas de decirte a gritos que te quiero
y luego en un susurro tan quedito
para que sólo escuches tú y reaparezca en sueños;
ganas
de llenarte la piel con besos
y la boca, el cuello, los párpados, los dedos,
de juntarme a ti en un abrazo tan fuerte, tan largo
que me quede aprehendida cada cicatriz, cada hueso,
cada articulación y cada arteria que lleves dentro;
de pasar las noches más largas en lo tibio de tu cuerpo
o escribiendo versos cortos, largos, precisos
para hablar de ti
de tu palidez, de tu cabello, de tus ojos
y también de tu voz, de tu sonrisa, tus historias,
pero también de este querernos que se vuelve más
y que nos llena más el cuerpo, la mirada, la vida,
que nos arrebata los suspiros,
que nos llama enamorados,
que nos pinta rosas, indiscretos,
que nos enseña en un entrelazar de manos
lo que significa ser feliz.

Cindy Yaremi, 2018.

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