30 noviembre 2016

Poema XXIV Flor

Flor que nace de la carne,
que crece dentro de su propio feto,
que se alimenta del cartílago
que le brota del vientre.

 Flor de lupus
volviéndose eterna, tierra,
vertiéndose en el propio sueño
como un plasma plateado
que se le hunde en los dientes.

Flor que revienta
en el clímax de la primavera,
en el olvido de un sexo
que tiene forma de raíz
y en las ramas orgasmos.

Flor púrpura, azul y blanca,
de inocencias tardías,
vestida de celofanes que le matan,
expulsando aullidos
que se le escapan como relámpagos,
que revientan en el borde de su escote.

 Flor que evade el tiempo,
que se olvida de su tierra,
que se vuelve lirio,
que se escapa de sus ramas,
de su aroma,
de los pétalos,
de la vida corta.


 Cindy Yaremi, 2016.

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