Música del espacio,
no te puedo encontrar en ningún lugar,
tus ojos se perdieron hace siglos;
desaparecieron tus caricias,
se convirtieron en tiniebla.
Cómo voy a encontrarte
si te transformas en auras
que no puedo ver.
No me digas
que no sientes este abismo agudo
de siete pasos
que se clavan frente a nosotros
como rostros paralelos
que nunca se llegan a tocar.
Regrésame al invierno
en que tengo frío,
mucho frío,
y tú me cubres con tu abrazo,
y tú me adornas el cabello
con tus besos,
con ese querer que a veces
ya no nos cabe en los huesos.
Eres tiempo despacio,
lento,
infinito,
que se detiene,
que me mantiene en cámara lenta,
que existe como sinónimo de mi piel,
pero no me toca.
Eres música de espacio,
la que no encuentro en este momento,
la que me falta
como luces y viento.
No me digas que no sientes
lo que estoy sintiendo,
lo que me quema por dentro,
lo que ya parece grito.
Música del espacio,
despacio,
que lleva tu nombre,
que lleva tus manos,
que no me salva,
música del tiempo
en que te estoy buscando.
Cindy Yaremi, 2016.
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