Veinte días y un verano perdido,
casi al punto de agotar mis inquietudes,
de soltar mis sueños
y dejarme fundir detrás.
Veinte días,
veinte versos,
doscientos lunares,
tus ojos claros, mi agonía.
Me guardo al borde de tu ausencia,
de tu nombre tan fiel a las estrellas.
Veinte días y un Agosto antes de tiempo.
Me fundo entre tus muslos
que son de arena blanca y dulce,
y tus labios que conversan
besando los míos.
Veinte días, llevo más,
veinte días contando
lo que un día no será.
Cindy Yaremi, 2016.
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