La noria, con sus sueños dorados
y con los míos,
cuando nos encontramos en la cúspide;
y con los tuyos,
cuando te acercas y sueltas un beso lento,
tierno, sobre las pecas de mi mejilla.
Me dices te quiero
y la noria se pone a girar,
nos revientan en la panza mariposas,
te grito que te quiero.
La noria se detiene nuevamente
y en tus ojos hay una luz que no existía,
se convierte en el momento artífice
que nos marcará por siempre.
Efímera la noria,
que no sabe ya si va o si viene,
pero tú y yo, amor,
existiremos un millón de años más
recreando lo infinito,
rebuscando entre las nubes
estrellas que cuenten nuestros besos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario