Dime, cómo haces para ser tú en tu mirada y no distraerte
con nada.
Lo he descubierto esta tarde, mientras tus ojos y mis ojos
se cruzaban. Sonreíamos conjuntamente, como si tuviésemos un plan, de esos que
duran mucho tiempo; tal vez para siempre.
Yo no sé si vi lo que creí, o si tú creíste lo que yo te di.
Sólo entendí que lo mágico iba siendo que mientras partes de nuestros cuerpos
se entrelazaban, otras más iban siendo acariciadas. Y ahí recaigo de nuevo en
todo el sentido que lleva tu mirada, con esa caricia que suelta y que se clava,
y con una sutileza que, hasta me atraviesa el alma y me funde el corazón.
Tu mirada que habla, que canta, que ama, es el anzuelo
perfecto para hacerte de todos y cada uno de mis besos, para amarte en un
abrazo, para dejar que mis sueños vuelen a tu lado.
Dime, cómo haces para ser tú en tu mirada y volverme en un
suspiro que respira tu nombre, tu mirada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario