Llega ese día del año, ese día del mes, de la semana; ese
día de la jodida vida, que por cierto no es uno, sino varios: a veces
acumulados, a veces dispersos, a veces entrecortados.
En fin, llega ese día, EL
día, en que caes en un vacío, extenso pero estrecho y de consistencia abismal.
Caes y es imposible detenerte, al mismo tiempo sabes que
flotas y es más difícil llegar al final, es más difícil dejar de caer, es más
difícil salir. Caes y flotas.
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